Citando un
artículo realizado por el Observatorio Chileno de Políticas Educativas (OPECH)
y el Centro de Estudios Sociales Construcción Crítica (CESCC), ambos de la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, expondremos un
análisis más profundo y certero que demuestra en
números y cifras el problema
de la
desigualdad en la educación.
[1]Es un hecho que la
educación superior en Chile se ha expandido y masificado: en 50 años la
matrícula aumentó 30 veces, es decir, de 20.000 alumnos matriculados en
instituciones de educación superior para 1957, en 2006 esta cifra aumenta a
651.000 alumnos (CNAP, 2007). Este proceso se inicia en los ‘60 a partir de una
mayor demanda de mano de obra calificada por parte del estado, proceso que se
intensificará a partir de 1967 gracias a la duplicación del financiamiento
público en educación. No obstante, esta alza cambia de rumbo a partir de 1974,
cuando con la dictadura militar el gasto público en educación se reduce
bruscamente, llegando a disminuir en un 35% en 1981 a partir de las reformas de
privatización. Con esto, el estado asumió un rol subsidiario y dejó que el
mercado controlara la oferta (instituciones, carreras, etc.) y la demanda
educacional (posibles alumnos), con lo cual las universidades debieron buscar
fuentes alternativas de financiamiento, fomentándose así la creación de
universidades privadas y nuevas instituciones no universitarias de educación
superior (Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica).
De este modo, las políticas
implementadas en la década del ’80 marcan el inicio de procesos de profunda
privatización que constituirán al sistema de educación superior en un mercado,
cuyas características principales son la ausencia de cualquier regulación
externa, la competencia y la liberalización de la oferta y de la demanda
(Brunner y Uribe, 2007). La consecuencia directa de la conformación de este
mercado es la masificación y expansión del sistema de educación superior desde
el sector privado mayoritariamente, procesos que no se detienen al terminar la
dictadura, sino que más bien se consolidan, ello pese a que el gasto público en
educación durante los gobiernos de la Concertación aumentó en un 140% entre
1990 y 2006. Si bien esto es un hito sin precedentes, un estudio detallado del
fenómeno arroja algunas características sumamente problemáticas que le
acompañan: se trata de una expansión altamente segmentada en cuanto al tipo de
instituciones (ver gráfico 1), pero sobre todo respecto al nivel socioeconómico
de quienes acceden a la educación superior. En efecto, hacia el año 2003, sólo
el 14,5% de los jóvenes del primer quintil (el más pobre) accedían a la
educación superior, versus el 73,7% que lo hacía perteneciendo al quinto
quintil, correspondiente al grupo más rico del país (Kremerman, 2007).
http://www.opech.cl/ Consultado Septiembre, 16, 2014, de http://www.opech.cl/inv/analisis/acceso.pdf
[1]La condición de inequidad
es tan flagrante que el año 2003 se alcanzó una diferencia de 4,6 veces entre
los estudiantes del quintil 1 y el 5, en el ingreso a la Universidad (Ibid). En
otras palabras, por cada estudiante de bajos recursos que con esfuerzos
excepcionales logra acceder a la educación superior, cinco estudiantes de los
sectores más acomodados, ingresan a la Universidad sin mayores problemas. Esto
mismo destaca la OCDE, en su informe acerca de la educación superior en Chile
(2009) cuando señala que “los alumnos de escuelas
municipalizadas y familias más pobres tienen mucho menos posibilidades de
aprobar la PSU que los de colegios privados y familias más ricas. Si la
aprueban, es menos probable que logren los puntajes más altos que les permite
tener acceso a los programas de apoyo financiero y a las mejores
universidades”. Según el informe de la
OCDE citado, algunas de las principales razones son: la desigualdad económica
que se reproduce en la educación; la incapacidad de pasar el currículum
completo por parte de la educación pública (lo que se manifiesta en que la
diferencia en la PSU ha crecido respecto a la PAA); y el papel que cumplen los
preuniversitarios en “preparar” a los estudiantes de mayores ingresos.
Ingreso a la educación superior desde su punto de vista.



No hay comentarios:
Publicar un comentario